LOS 7 HABITOS DE LOS ADOLESCENTES ALTAMENTE EFECTIVOS (PARTE 2)
La victoria privada
CAPITULO 3. La cuenta de banco de las relaciones: comenzar
con quien está en el espejo
Para ganar batallas en la arena pública (sociedad) primero
hay que ganarlas internamente. El cambio se inicia en uno mismo. Los cambios no
comienzan por padres, profesores o amigos: de adentro hacia fuera. Este
capítulo se centra en los hábitos 1, 2 y 3. Qué es una cuenta personal, es como
uno se siente consigo mismo. Hay síntomas positivos: como ser asertivo y
resistir a la presión, no preocuparse de ser popular, ver la vida de manera
positiva, confiar en uno mismo, vivir impulsado por las propias metas,
alegrarse de los éxitos de los demás. Se basa en tener confianza en uno mismo.
Cómo se logra: cumpliendo las promesas que se hace uno a sí mismo, realizando
pequeños actos de generosidad, tener amabilidad hacia uno mismo, tener
honestidad, renovarse (recuperar fuerzas), aprovechar sus talentos. Los compromisos
con uno mismo deben cumplirse con seriedad, es necesario tener control sobre
uno mismo, empezando por promesas pequeñas y que puedan cumplirse, para luego
ir buscando compromisos más difíciles de cumplir. Hacer algo por los demás nos
mantiene enfocados hacia fuera, no hacia el interior, cuando estamos
deprimidos. Incluye ser agradecido a los demás cuando te hacen un favor. Ser
amable con uno mismo es ser menos exigente, reírse de uno mismo, no tomarse
demasiado en serio, perdonarse los errores. Ser honesto con uno mismo
(mostrarse como uno realmente es), comportarse de manera honesta, no sentirse
bien cuando se ha actuado mal. Los actos honestos aumentan la cuenta personal,
fortalecen. Tener tiempo para uno mismo, recuperarse y descansar, para mantener
la vitalidad. También se refiere el autor a sitios donde nos sentimos bien,
como un jardín o un bosque, o una habitación. Aprovechar los talentos que uno
tiene: descubrirlo, desarrollarlo. Es hacer lo que a uno le gusta y utilizarlo
como un medio de expresión de sí mismo.
CAPITULO 4.HABITO 1: Ser proactivo
Este hábito de efectividad representa la posibilidad de
asumir nuevos desafíos en un ambiente de libertad individual y responsabilidad
social de la persona humana. Este es el hábito de la conciencia y conducta de
responsabilidad, el que resulta determinante en cada persona para comprender
sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus respuestas, sus ambiciones y
sus logros.
Es muy importante entender que entre los estímulos,
procedentes del ambiente externo e interno, y las respuestas, manifestadas en conductas
observables o no, existe la libertad interior de decidir. Esta es evidentemente
una postura no determinista, tal como el propio Viktor E. Frankl la señalara al
considerarla la última de las libertades humanas. Al hombre se le puede
despojar de todo salvo la de elegir sus valores de actitud frente a las
circunstancias de su propia vida. Una lección magistral de libertad interior de
elegir la dio el propio Frankl a raíz de su dolorosa experiencia durante sus
años de confinamiento (1942 - 1945) en cuatro campos de concentración nazi. Su
extraordinario libro: Un psicólogo en un campo de concentración (1946),
publicado después con el título de: El hombre en busca de sentido, siempre
perdurará como uno de los más valiosos legados de valor y esperanza humanas en
las condiciones más difíciles de soportar para un ser humano.
Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que constituye el
hábito de la responsabilidad, son los siguientes:
Valore positivamente la proactividad porque su práctica
cotidiana le significará también mayor libertad personal.
Sienta, piense y actúe reconociendo que su familia es su
responsabilidad más importante.
Acepte nuevos retos que lo desafíen a cuestionar y romper su
precaria seguridad para desarrollarse cada vez más.
Supere con decisión y valor las barreras internas y externas
que le impiden actuar en forma proactiva.
Anticípese al futuro diseñando con creatividad y oportunidad
acciones preventivas.
Actúe con suma responsabilidad en su trabajo como un camino
inteligente para progresar.
Reafirme día a día la responsabilidad que tiene sobre su
propia vida.
CAPITULO5.HABITO 2 : Empiece con un fin en mente
Este hábito de efectividad refleja el liderazgo personal y
satisface plenamente la necesidad de encontrar un sentido a la propia
existencia. Este es el hábito de la primera creación o creación mental, el que
resulta esencial en cada persona para comprender el cumplimiento de su misión
existencial.
Las observaciones y estudios realizados acerca de la visión
de futuro revelan que esta es en verdad extraordinaria y, tal como lo considera
Stephen R. Covey, el poder de una visión de futuro es increíble. La literatura
mundial abunda en casos que demuestran la manera en que la visión de futuro
posibilita el cumplimiento de los propios objetivos. Viktor E. Frankl lo
demostró personalmente, así como en los casos de aquellos otros individuos
enfrentados a situaciones límites en los campos de concentración nazi. Benjamin
Singer también comprobó el caso de niños escolares que tenían una imagen de
roles centrados en el futuro y su influencia para su desarrollo. Andrew
Campbell y Laura L. Nash estudiaron la influencia del sentido de misión para el
caso de las organizaciones y equipos. Por último, Fred Polak estudió, para el
caso de las civilizaciones, la influencia de la visión colectiva de futuro.
Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que es el hábito del
liderazgo personal, son los siguientes:
Decida y actúe iluminándose con su propia visión de futuro.
Dirija su vida previendo su derrotero futuro.
Contraste sus decisiones y acciones con su misión personal y
realice los ajustes que correspondan.
Acepte que su vida tiene un sentido. . . pero reconozca
también que es usted quien tiene que descubrirlo.
Identifique los principios y valores que orientan su propia
vida.
Determine el sentido de su vida y comprométase con el mismo.
Lidere su vida trazando el rumbo que recorrerá hoy y mañana.
CAPITULO 5 . Habito 3: Establezca primero lo primero
Este hábito de efectividad interpreta la idea de la
administración personal, y su aplicación inteligente posibilita que las
personas puedan encontrar la diferencia entre lo importante y lo urgente para
ser más efectivas. Este es el hábito de la segunda creación o creación física,
el que resulta básico para comprender la calidad de las decisiones y acciones
en el día a día.
Existen varias generaciones de aplicaciones inteligentes
respecto a la administración del tiempo, cada una de las cuales ha logrado un avance
sustantivo con respecto a la anterior: Desde la primera, basada en las notas y
listas de tareas; pasando por la segunda, apoyada en las agendas; hasta la
tercera, fundamentada en la administración del tiempo. Stephen R. Covey ha
propuesto una cuarta que encuentra su sustento en la matriz de administración
personal, en la que cada actividad puede ser clasificada según dos criterios:
1) Urgencia, aquellas actividades que requieren una acción
inmediata; y
2) Importancia, aquellas actividades que tienen que ver con
los resultados.
Así, cada actividad es susceptible de clasificarse en los
siguientes cuadrantes:
1) Urgente e importante: Administración por crisis;
2) No urgente e importante: Administración proactiva;
3) Urgente y no importante: Administración reactiva; y
4) No urgente y no importante: Administración inefectiva.
Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito de la
administración personal, son los siguientes:
Defina en forma prioritaria los objetivos y metas que deberá
alcanzar en el corto, mediano y largo plazo.
Decida sobre aquello que no es urgente pero sí importante en
su vida y determine actuar en consecuencia.
Precise sus roles y objetivos, esfuércese por cumplirlos y
renuévelos.
Establezca un modelo de conducta que le permita ser
plenamente interdependiente.
Efectivice sus resultados definiendo previamente la
jerarquía de sus obligaciones.
Trabaje y comprométase diariamente sobre su victoria
privada.
Practique a diario el uso de su planificador (agenda) para marcar
día a día la diferencia.